El taller de Jar II (Segunda época)

miércoles, 23 de junio de 2010

Otra historia sudafricana.


Para estar a tono con el Mundial en Sudáfrica, acá va una historia sobre el escritor y documentalista inglés Laurens van der Post y el pueblo San.





El País Cultural
Viernes 12.10.2007 Montevideo, Uruguay


Viajes de Laurens van der Post (1906-1996)

 
Las huellas del bosquimano




DANIEL VELOSO



EL PEQUEÑO hombre bajó corriendo la duna de arena rojiza hacia el lecho de un río seco ya hace siglos. Se detuvo en medio del viejo cauce y comenzó a escarbar introduciendo todo su brazo hasta encontrar arena húmeda. Luego tomó una caña fina y con sus dos manos la empujó hacia el fondo del pozo. Hecho esto comenzó a sorber con fuerza por el extremo de la caña produciendo un verdadero milagro. Encerrada en el lecho del río seco, el agua asomó a través del diminuto conducto y el bosquimano, de a sorbos, llenó los huevos de avestruz huecos que usaba como cantimploras. Detrás de él un asombrado van der Post no podía creer lo que veía. Su sueño de la infancia se había hecho realidad: demostrar que el pueblo bosquimano o San, no había desaparecido. De niño escuchaba con atención los cuentos que hacían sus abuelos, colonos holandeses de Sudáfrica, sobre los hombres del bosque, los bosquimanos, como los llamaban. La expansión de los europeos desde las costas sureñas del continente africano hacia el interior había destruido el mundo antiguo en el que vivían los bosquimanos. 





Cazados como plagas y expulsados hacia el desierto del Kalahari, este pueblo fue considerado extinto durante la primera mitad del Siglo XX. Sin embargo el hombre que observaba al bosquimano extrayendo agua estaba consiguiendo pruebas de lo contrario. Un camarógrafo sudafricano rodó imágenes para la cadena británica BBC, para ser emitidas por televisión. Ese programa, y el libro en que narró su aventura en el Kalahari no sólo lo hizo famoso, sino que contribuyó a que el público conociera el drama del pueblo que lo obsesionaba de niño.

 



VIDA DE PELÍCULA. Laurens van der Post nació en África del Sur el 13 de diciembre de 1906. Su padre y su madre eran de origen holandés y alemán. Tenían 15 hijos de los cuales Laurens era el decimotercero. Su padre era colono y luchó en la Guerra de los Bóers (1899-1902) por la independencia de los Estados holandeses de Orange y Transvaal y contra el Imperio Británico. En 1925 el joven Laurens consiguió trabajo como periodista en la ciudad de Durban, a orillas del Océano Índico. En 1926 publicó junto a otros dos escritores "rebeldes" una revista de estilo satírico llamada Voorslag, que podría traducirse como El Látigo, en la que criticaba el sistema de segregación racial o apartheid imperante en Sudáfrica. La revista duró tres ediciones y fue cerrada por presiones políticas. En 1931 Laurens se mudó con su familia a Inglaterra. Allí se vinculó al grupo literario de Bloomsbury donde conoció a la escritora Virginia Woolf y a su marido Leonard Woolf, quienes le editaron en 1934 su primera novela, En Provincias, bajo su sello Hogarth Press. En el libro arremetió una vez más contra el racismo en Sudáfrica.
 



Además de escribir, Laurens compró una granja y se dedicó a la lechería. Sin embargo su amor por África lo llevó a viajar constantemente. En una de estas travesías por mar se enamoró de la actriz Ingaret Giffard, quien será más adelante su segunda esposa. Esto incidió sobre su matrimonio, provocando que su esposa regresara a Sudáfrica con sus dos hijos pequeños. Desesperado, cayó en el alcoholismo. La Segunda Guerra Mundial lo encontrará separado de su familia. Se ofreció como voluntario y fue asignado al servicio de inteligencia. Primero fue destinado a Abisinia, en el Mar Rojo y luego, en 1942, enviado a Indonesia a organizar la retirada de la población de la isla de Java ante el ataque japonés.
Es capturado y llevado a un campo de prisioneros, donde permaneció hasta el final de la guerra. En el campo ayudó a mantener en alto la moral de los prisioneros organizando cursos de instrucción básica y una huerta. Escribió sus memorias en el libro La semilla y el sembrador (1963), que inspiró la película del director Nagisa Oshima, ¡Feliz Navidad, Mr. Lawrence! de 1982, editada en Uruguay como Furyo, con la actuación protagónica del cantante británico David Bowie.
 


 

EL EXTERMINIO. Pensar que los bosquimanos siempre vivieron exclusivamente en el desierto del Kalahari es un error. Es verdad que han demostrado ser uno de los pueblos más adaptables del planeta. Soportar el intenso calor, la escasez de agua y alimento no es fácil incluso para ellos. El hecho es que los San, que quiere decir "forastero" en la lengua de la etnia Khoi, vivían hace milenios en las fértiles tierras que hoy ocupan los hombres llegados de Europa.
Los bosquimanos se extendían por todos los territorios del sur, desde Ciudad del Cabo al Oeste hasta las montañas Drakensberg al Este. En las paredes de las cuevas de esta cordillera los San dejaron registros de su paso por el mundo. Muchas pinturas, de tres mil años de antigüedad, representan animales como elefantes y antílopes y su simbología mágica. En las más recientes aparecen figuras humanas y ya en las últimas los San dibujaron barcos y jinetes a caballo, registro del invasor. En 1905, en una expedición contra los bosquimanos mataron al último pintor rupestre. Cuando Laurens les mostró unas fotos de las pinturas a unos bosquimanos en el desierto del Kalahari, "...los dos más viejos, hombre y mujer, comenzaron a llorar como si se les hubiese partido el corazón, ocultando la cara entre sus manos".
 




Van der Post comienza su libro contando que de niño buscaba respuestas sobre el desaparecido bosquimano. Los manantiales cercanos a los campos de su familia conservaban los nombres que aquellos les habían dado. La ausencia del pueblo que habitaba esos cerros y quebradas despertó en Laurens la curiosidad. Interrogaba a los viejos sirvientes de las etnias hotentote y bantú que vivían en la granja familiar y estos le respondían enojados: "El bosquimano no vino de ninguna parte. Era como la tortuga, el lagarto de pecho amarillo y la gacela. Siempre ha estado aquí". Pero ya no quedaban más, los habían matado a todos, era la conclusión. 





 Pinturas rupestres de bosquimanos en la reserva natural de Bushmanskloof.


Ya por 1800 los vastos dominios del bosquimano se reducían a la región que circunda el río Orange, dónde se vendría a conformar el Estado Libre de Orange, y en las montañas Drakensberg. Allí resistió un par de años hasta sucumbir. "Justificaron su exterminio diciendo siempre que era poco más que un simple animal", escribió. Van der Post reflexionó: "los habíamos exterminado tras casi doscientos cincuenta años de contacto con ellos, pero sin saber en realidad a quién habíamos exterminado".
 





EL VIAJE. Los cambios de rumbo que tomó su vida lo alejaron de aquel pacto que había sellado consigo mismo cuando era niño, aunque su idea de buscar al bosquimano estaba presente en cada conversación que tenía con sus amigos. Cuando tomó la decisión de organizar una expedición al Kalahari, convenció a la BBC para que lo apoyara y financiara una serie para la televisión. También consiguió cuatro vehículos todo terreno británicos, indispensables para enfrentar las duras condiciones del desierto.
A mediados de 1955, la expedición se internó en el desierto del Kalahari, que no es el clásico "erg" de interminables dunas, sino que "tiene matorrales y maleza en abundancia". Cuando empiezan las lluvias en el verano austral, los animales migran desde las llanuras hacia el desierto florecido. Primero llegan los elefantes, seguidos de cebras, jirafas, antílopes, todos con los carnívoros pisándoles los talones.
 




No pasó mucho tiempo para que van der Post encontrara sus bosquimanos. Tímidos al principio, se mostraron abiertos con los exploradores después. Apenas si tenían algo, en el sentido occidental. Unas chozas bajas protegidas por arbustos formaban su poblado. Las mujeres sólo llevaban un lazo en su cintura adornado con cuentas hechas de cáscara de huevo de avestruz. Su mayor riqueza eran sus relatos, su tradición oral. Laurens se esforzó por registrar aquellos "verdaderos tesoros". Los San le contaron su versión del origen del mundo y del primer hombre. También se maravilló por la habilidad que tiene este pueblo para "leer" los rastros de los animales. Un día Laurens le preguntó a Nxou, un joven san, sobre una huella que parecía muy rara. "Nxou me preguntó si yo era tan bobo como para no reconocer el rastro de mi propio cocinero", escribió. 




 



El documental fue un éxito, constó de seis capítulos y se emitió en 1956 para la TV británica. En 1958 van der Post relató su expedición en El mundo perdido del Kalahari, su libro más popular. En 1961 lanzaría El corazón del Cazador, también sobre los San.
Hoy los Bosquimanos son un pueblo repartido entre varios países del sur africano. Sólo la gran resistencia que han demostrado ante las adversidades impidieron que "la gente verdadera" como les gusta llamarse, desapareciera de la historia.
 
EL MUNDO PERDIDO DEL KALAHARI. En busca de los bosquimanos, de Laurens van der Post. Ediciones Península, Barcelona. 2007. Distribuye Océano. 304 págs.

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