Para armar la nota hablé con los meteorólogos Mario Caffera y Mario Bidegain y con el oceanógrafo Gustavo Nagy.
Ya pasaron cinco años y aunque habría que actualizar la nota, prefiero por ahora publicarla tal como salió. Las predicciones aún están en pie. Habría que investigar sobre qué se hizo en Uruguay sobre la prevención de incendios o en materia de planificación energética. Será trabajo por hacer...
El País Cultural
Viernes 5 de agosto de 2005
Montevideo - Uruguay
Cambio climático en Uruguay
El clima que se viene
Daniel Veloso
DURANTE 200 años la humanidad ha liberado a la atmósfera toneladas de dióxido de carbono al quemar combustibles como madera, carbón y petróleo. Este gas cumple una función importante al impedir que la radiación solar escape al espacio. El fenómeno es conocido como "efecto invernadero", que habilita las condiciones para que se desarrolle la vida en continentes y mares.
El problema surge cuando este efecto se incrementa, reteniendo más calor y elevando la temperatura. Esto no sería algo nuevo en la larga historia geológica del planeta, en la cual se han alternado períodos cálidos con otros muy fríos como las eras glaciales. Pero sí para las sociedades humanas que son vulnerables a los cambios del clima. La producción de alimentos se vería afectada, por ejemplo.
La civilización actual ha transformado el entorno y ha afectado al clima, iniciando una serie de cambios que apenas se comienzan a avizorar. Detectado hace unas décadas, el cambio climático ya está en marcha.
Para comprenderlo, los científicos utilizan programas informáticos que simulan con precisión la evolución del clima en el globo. Estas simulaciones hacen infinidad de cálculos con los datos recogidos por los meteorólogos.Tras el proceso, las computadoras ofrecen un resultado: el mundo se hará más cálido durante el siglo XXI. La temperatura promedio ascenderá entre 1‚ y 4,5‚ centígrados, y las lluvias aumentarán entre un 3 y un 15 por ciento, especialmente en las regiones templadas. En cambio, en algunas regiones tropicales lloverá menos, con los riesgos que traerá para las selvas. Pero, como dice el meteorólogo Mario Caffera, esto es "como pararse en la Luna y ver que la temperatura de la Tierra aumentó un grado". Es preciso tomar la lupa y acercarla al mapa para ver en qué cambiará el clima en cada región.
MÁS LLUVIA. Los Modelos Complejos de Circulación General (GMCs), son herramientas informáticas que permiten dar pronósticos sobre un hemisferio, sobre un continente o sobre un océano. Pero para conocer la evolución del clima sobre una región se debe aumentar la resolución. Cada cuadrado de la rejilla del mapa en el que se representa al mundo, tiene 250 km de lado. Uruguay apenas llena un par de ellos. Un equipo de científicos que prepara un informe para la DINAMA, ha conseguido un programa que genera un modelo con mayor precisión. Para ello se valen de las "salidas" o resultados, de varios modelos globales. Confeccionan con ellos un vistazo al futuro climático del país. Están generando tres escenarios correspondientes a las décadas 30, 50 y 80 de este siglo. En todos estos escenarios se comprueba un aumento de las precipitaciones, llegando al 2080 con un 10% más de lluvias. El incremento de las precipitaciones en el país y la región comenzó a fines de la década de los setenta, conjuntamente con un cambio en la circulación atmosférica del Hemisferio Sur.
La temperatura en Uruguay también ascenderá un grado durante este siglo, siguiendo la tendencia mundial. Esto no quiere decir que deje de haber inviernos fríos. Uruguay conservará en su clima lo que se conoce como variabilidad climática, típica de las latitudes templadas, expuestas al choque de masas de aire cálido y húmedo con masas de aire seco y frío provenientes de las regiones sub polares. Cuando estas dos masas se encuentran, forman un frente que generalmente produce precipitaciones. Si las diferencias entre las presiones atmosféricas son grandes, pueden generarse temporales.
Mario Bidegain, meteorólogo de la Dirección Nacional de Meteorología, explica que los modelos no pueden reproducir estos fenómenos singulares de precipitación, por producirse en un tiempo menor al que toma como escala el programa para generar los escenarios. Muestran escenarios cada diez años y los temporales apenas duran 48 horas.
Temporal del 23 y 24 de agosto de 2005. Montevideo.
Incendio forestal en el balneario Guazubirá. Noviembre de 2008
URUGUAY 2080. Un meteorólogo dijo en una ocasión que era más fácil mandar un hombre a la Luna que predecir el clima. Tal vez tenga razón. Son muchas las fuerzas implicadas en esa delgada capa de aire que separa a la vida del vacío. Pese a la dificultad, los científicos, lentamente, van imaginándose ese mundo diferente. Uruguay dentro de siete décadas tendrá veranos más lluviosos y más calurosos. Sus inviernos tal vez sean más cortos, pero quizá no menos fríos. En los jardines de las ciudades, las plantas serán más exuberantes, y hasta muchas especies exóticas crecerán fuera de los invernaderos. Habrá más insectos, incluidos los mosquitos, peligrosos transmisores de enfermedades como el dengue. Pero los cambios importantes los notará el agro. Un cultivo como el arroz se verá favorecido, ya que es una planta que crece mejor en climas tropicales.
En cambio otros cultivos, los llamados de invierno, el trigo y la cebada, que necesitan períodos de frío, serían perjudicados por el exceso de humedad y el crecimiento de hongos. La uva también puede verse afectada si las lluvias se dieran durante la vendimia, en febrero. Otro sector perjudicado puede ser el lácteo. El ganado lechero, especialmente la raza Holando, es muy sensible a los cambios bruscos de temperatura. Esto quizá signifique una merma en la producción de leche, por lo menos al norte del Río Negro.
Tormenta frente a las costas del departamento de San José. 2002.
Estos posibles cambios tienen actualmente un precedente en Argentina, con el corrimiento de la frontera agrícola 400 km hacia el oeste. Lo que antes era la "pampa seca, zona ganadera de pocas lluvias", ahora es "el único lugar donde la cosecha está asegurada", dice Caffera. Ahora allí se cultiva soja, girasol y trigo. "Los cambios climáticos que se dieron en Uruguay, se dieron al mismo tiempo en que en la pampa seca comenzó a llover más", refiriéndose a fines de los setenta.
El hecho de que aumenten las precipitaciones no implica que el país esté a salvo de sequías. El aumento de lluvias puede que calme la sed de energía que tendrá la sociedad uruguaya del futuro, pero al mismo tiempo no hay que olvidar que también aumentará la evaporación. Tal vez el agua recogida por los embalses se evapore tan rápido como llegue.
Incendio forestal en el balneario Guazubirá. Noviembre de 2008
ESTAR PREPARADOS. El cambio climático, aunque sea sutil, va a influir en la vida de los habitantes de la región y del país. Más días calurosos y lluviosos forjarán la personalidad de los futuros uruguayos. Quizá se vuelva a la vieja costumbre de la siesta. Según Mario Caffera, ni las instituciones ni la población están preparadas para el cambio en el clima. "Para poner en evidencia estos cambios se necesita toda una serie de recursos dispuestos con ese fin, e investigadores y fondos para mantener esa investigación", dice. Opina que los resultados de todos estos trabajos que se están haciendo deben ser transmitidos hacia la medicina, la agropecuaria, y la industria. Explica que hay más días con niebla producto de estos fenómenos climáticos, generando peligro para el transporte. A raíz de esto, Caffera se pregunta si las empresas de seguros no deberían reinvertir una parte de sus ganancias en el servicio meteorológico. Y piensa que la razón de que los uruguayos no presten atención al cambio, reside en un "problema cultural", que se sustentaría en la creencia
de que Uruguay está a salvo de cualquier catástrofe natural.
Inundaciones en Durazno. Mayo de 2007
Cree que es preciso prepararse, construyendo una estructura de detección de fenómenos y otra de protección a los afectados. Los recientes incendios forestales han puesto en evidencia la falta de previsión para enfrentar estos avatares climáticos. Sin contar la falta de planificación en el aspecto energético y en el agropecuario. Antes de la sequía de los años 1999-2000 se dio un alerta, pudiéndola enfrentar mejor que durante la de 1988-1989. Pero una vez pasada la crisis, tanto el gobierno como los productores olvidaron lo pasado hasta que fueron sorprendidos de nuevo, como en la sequía del 2004, "donde nadie le dio corte", aludiendo a que justo era año electoral. Es difícil imaginar a las autoridades de entonces adoptando medidas tales como cortes y restricciones de energía. Pero al no disponerlas, según Caffera, se gastó la reserva de agua de Salto Grande. "No estamos preparados para los extremos climáticos, aún bajo la hipótesis falsa de un clima no cambiante" —afirma el meteorólogo—.
Frente salino del Río de la Plata
Por otro lado, si algunos uruguayos parecen estar inconscientes de las dificultades que se avecinan, otros, como los pescadores artesanales de Pajas Blancas, han aprendido a migrar detrás de la pesca. Desde hace años, han recurrido a la estrategia de establecerse en el balneario San Luis, en Canelones, cuando los peces no llegan hasta el lugar acostumbrado. Este fenómeno es producido también por el cambio climático, asociado al lejano fenómeno de El Niño, que se da en aguas del Océano Pacífico Ecuatorial. La zona de mezcla del agua salobre con el agua dulce del Río de la Plata, fluctúa año en año en función del caudal del río Uruguay. Cuando el "frente salino" llega hasta Pajas Blancas, aparecen especies de peces como la corvina. Si esto no ocurre deben subir sus botes sobre un camión y desplazarse hasta la Costa de Oro. Al parecer, la premisa para enfrentar estos cambios en el clima es la adaptación.
Copyright © EL PAIS S.A. 1918-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario