El taller de Jar II (Segunda época)

viernes, 24 de octubre de 2008

Con los pies en la Tierra

Publicado el viernes 17.10.2008, en el Suplemento Cultural
del Diario El País de Montevideo, Uruguay.


Conferencias de Carl Sagan (1934-1996)



Con los pies en la Tierra


Daniel Veloso

EN 1985 CARL SAGAN recibió la invitación de la Universidad de Glasgow para dictar charlas dentro del marco de las Conferencias Gifford. Fue una magnífica oportunidad para explicar sus puntos de vista sobre el desarrollo de la ciencia y la visión del Hombre respecto al cosmos y el lugar que en él ocupa. El hecho de que lo convocaran en el centenario de las Conferencias indicaba el prestigio que ya había alcanzado. Más de 400 millones de personas en todo el mundo habían visto Cosmos, su serie de televisión de 13 capítulos sobre la historia de la astronomía y la aventura de explorar el universo.




Carl Sagan y Ann Druyan, dando una charla en la Feria Internacional del Libro de Miami en 1992.




Sagan viajó a Escocia junto a Ann Druyan, su nueva esposa, con la que había trabajado en la producción de Cosmos y en el libro del mismo título.
Las conferencias Gifford versan sobre Teología Natural, una corriente filosófica que intenta explicar la existencia de Dios a través de la razón y no a través de textos religiosos. "Tal como yo lo entiendo," dijo Sagan refiriéndose a esta corriente, "engloba todo lo que existe que no nos ha sido transmitido mediante revelación". El astrónomo insistió en la necesidad del pensamiento escéptico en las investigaciones teológicas: la duda ante las afirmaciones que conforman todo canon religioso.
Ya en la segunda conferencia, los organizadores comprobaron la popularidad del científico al ver
desbordada la sala de público. Sagan maravilló a su audiencia, atrapándola con un discurso ágil en el que trató temas como la búsqueda de inteligencia extraterrestre y con divertidos relatos de cuando entrevistó a testigos de los casos más llamativos del fenómeno OVNI. Las transcripciones de las conferencias permanecieron guardadas "en uno de los mil cajones de su inmenso archivo", escribió su viuda Ann Druyan, hasta que, cumplidos diez años de la muerte del astrónomo, ésta decidió publicarlas.
Druyan invitó al astrónomo Steven Soter, antiguo colaborador de la pareja y también asesor científico de Cosmos para que eligiera las nuevas fotografías que ilustran el libro, y que sustituyen las que proyectó Sagan durante las charlas. Soter redactó la puesta al día de la información, como el descenso de la nave Huygens a la luna de Saturno, Titán, en 2005.
Los motivos de que la voz de Sagan reaparezca con fuerza en esta época se debe según Druyan a la "violencia fundamentalista extrema" desencadenada en el planeta. Pero más directamente, para interponer un texto como este al movimiento creacionista que bajo el nuevo disfraz del Diseño Inteligente ha lanzado en Estados Unidos una campaña mediática para intentar que se sustituya en las escuelas públicas la enseñanza de la Teoría de la Evolución por la del Génesis bíblico.
Druyan señala que en Estados Unidos la separación entre Iglesia y Estado está peligrosamente debilitada, por lo que ha optado por "dar a luz la opinión de Carl sobre estas cuestiones".


Darwin y el reloj. Copérnico, en el siglo XV, comenzó el derrumbe de la creencia en unos cielos eternos y perfectos que tenían como centro a la Tierra, y al hombre como fin último de la creación divina. "Si Copérnico tenía razón", dijo a su público Sagan, "entonces la Tierra quedaba relegada, dejaba de ser `la` Tierra y `el` Mundo para ser `un` mundo y `una` Tierra, una entre muchas".
Más adelante la humanidad incluso sería desplazada del centro de la Vía Láctea como se comprobó en los años 20. "Así pues, los que querían un propósito cósmico central para nosotros, o al menos para nuestro mundo, o al menos para nuestro sistema solar, o al menos para nuestra galaxia, se han visto decepcionados. El universo no responde a nuestras ambiciosas expectativas", dijo Sagan con ironía.
Otro asalto a la "vanagloria humana" fue el descubrimiento de la gran antigüedad de la Tierra. Pruebas geológicas y paleontológicas adjudican al planeta 4.500 millones de años contra los 6.000 años que calculó el arzobispo James Ussher en 1650, al sumar las fechas propuestas por la Biblia. La humanidad, con dos millones de años de existencia, apenas ha "estado aquí sólo un instante de tiempo geológico", afirmó el astrónomo, señalando que por ello "hemos sido degradados de una posición central a una meramente incidental".



A esto se sumó el descubrimiento de la evolución, que demostraba la relación "en un sentido evolutivo con todos los demás animales y vegetales del planeta". Esto hace que "todavía mucha gente se sienta profundamente ofendida", añadió.
La Teoría de la Evolución ha sido la más combatida. En Estados Unidos, en 1925, un profesor fue llevado a juicio por enseñar la evolución en clase. Fue multado y la concepción bíblica de la Creación se pudo enseñar en las escuelas hasta 1987, cuando la Suprema Corte de Justicia de ese país falló a favor de la separación entre la Iglesia y el Estado. En 2005 el movimiento creacionista reapareció bajo el argumento de que era posible probar científicamente la existencia de un diseñador sobrenatural de todas las cosas.
En 1985 Sagan ya advertía este contragolpe de los creacionistas que utilizaban la idea del diseño, a favor de la existencia de Dios. En su argumentación, pone de ejemplo un reloj, cuya existencia implica la del relojero. Seguidamente hace la misma reflexión con una bacteria, con un "mecanismo mucho más complejo", lo que llevaría a la pregunta de si "¿no es más probable que este `reloj` implique también un relojero?". Sin embargo, explica, Darwin demostró que sin la intervención de un relojero "podría surgir un orden enorme a partir de un mundo natural más desordenado. Esta manera sería la selección natural".
También este debate fue resuelto por la Justicia estadounidense en 2005, con un fallo que determinó como "inconstitucional la enseñanza del Diseño Inteligente por ser un argumento religioso" y no "una teoría científica".


Supervivencia. Sagan pretendía mantener dos carreras a la vez. Al mismo tiempo que desarrollaba un programa de TV, no quería perder de vista su trabajo académico. Los tres años que le llevó grabar Cosmos lo habían extenuado. Tuvo que soportar tremendas presiones, a lo que se sumó que su padre enfermara de cáncer de pulmón durante el rodaje. En 1982 nació Alexandra, su cuarto hijo de su relación con Ann Druyan. Y en 1983 casi muere debido a las complicaciones en una operación de apéndice. Desde su habitación del hospital vio como el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, anunciaba el plan de Defensa Estratégica conocido como "Guerra de las Galaxias".
El astrónomo entonces tomó una decisión de hacia dónde dirigir sus fuerzas. La situación de tensión que se estaba creando entre las dos superpotencias atómicas y la crisis ambiental y humanitaria en el planeta lo llevó a cambiar de prioridades. Sagan decidió utilizar su enorme prestigio y su poder de convocatoria de los medios de comunicación para alertar al público sobre los peligros a que está expuesta la Humanidad.
Basándose en sus trabajos sobre las tormentas de polvo de Marte, Sagan publicó en 1985 un texto en el que advertía al público sobre cómo una guerra atómica, además de la muerte inmediata de millones de personas, crearía un invierno nuclear con consecuencias nefastas para la agricultura, llevando al colapso la civilización. En esa década, el arsenal nuclear mundial era de 55.000 armas nucleares. A raíz de un tratado firmado en 1993 entre Rusia y Estados Unidos, ese número ha descendido a 20.000, situación que no genera demasiado alivio.
Sagan calificó de "insensatez" disponer de tal arsenal, que de ser usado no puede excluir "la extinción de la especie", explicó a su público. Por ello exhortó a la religión en general, "a desempeñar un papel beneficioso en la prevención de la guerra nuclear". En su discurso instó a las religiones a tener "valentía moral", a la hora de "poner freno a sus propias ideologías sectarias, especialmente cuando van contra la supervivencia humana", refiriéndose a la "visión fundamentalista cristiana" de su país sobre el Apocalipsis. Sagan afirmó "que los detalles del libro del Apocalipsis son tan similares a los de una guerra nuclear que un cristiano tiene la obligación de no impedirla". El astrónomo pidió a los propios cristianos que intentaran "tranquilizar" a quienes "tienen estas ideologías, porque son muy peligrosos".


LA DIVERSIDAD DE LA CIENCIA. Una visión personal de la búsqueda de Dios, de Carl Sagan. Ed. Planeta. Bogotá, 2007. Distribuye Planeta. 286 págs.

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