el Viernes 25.01.2008
Montevideo, Uruguay
Biografía de Jim Morrison (1943-1971)
DANIEL VELOSO
LAS BIOGRAFÍAS de personajes famosos o históricos siempre tienen algo de construcción colosal que no deja ver a la persona real de la que se extrae el relato de su vida. Muchas veces funciona como un decorado de una película sobre el viejo oeste, donde de las casas sólo existe la fachada. Las vidas de las celebridades se confeccionan en parte con los relatos de las personas que los conocieron, pero en realidad, sólo con aquellas que el biógrafo pudo encontrar. Quizá las personas que conocieron más de cerca al personaje estudiado no quieran hablar o hayan muerto. Por eso actualmente se exige mayor rigor a una biografía. Ya no es posible escribir las semblanzas de los grandes hombres de la Historia como haría el escritor austríaco Stefan Zweig. Su Erasmo de Rotterdam o su Magallanes eran más como se los imaginaba que como realmente fueron en vida. Zweig no disponía de los recursos y los medios que hoy posibilitan una investigación seria, que no se queda en el mero estudio bibliográfico. Jim Morrison fue muchas cosas y tuvo cambios de conducta a lo largo de sus 27 años de vida. Principalmente fue un niño, un adolescente y un joven, por lo que no se lo puede culpar demasiado por sus errores. Era buen estudiante, quería ser artista, poeta y cineasta y se quejó amargamente por haber "recibido poco cariño" durante su infancia, como dijera a su público durante un concierto. Vivió en una de las décadas más complicadas del siglo XX. Perteneció a la generación de posguerra, en la que los viejos modelos conservadores de la sociedad se oponían a las nuevas ideas que se esparcían por el mundo.
DE COSTA A COSTA. Stephen Davis es el biógrafo que emprendió la tarea de explicar y contar la vida de la súper estrella del rock de fines de los sesenta. Exhaustivo investigador, es reconocido por su biografía de los Rolling Stones, Los viejos dioses nunca mueren, y por la historia de Led Zepellin, Hammer of the Gods. En su libro sobre Jim Morrison, Davis lleva al lector a través de la loca vida del cantante, primero en la infancia, acompañando a una familia que migra de costa a costa de Estados Unidos, siguiendo a un padre ausente y autoritario. Luego el ritmo se acelera, al presentar un Morrison estudiante, indisciplinado y desconsiderado con sus compañeros de habitación, sin poner un solo centavo para la comida, usándoles la ropa y gastándose todo el dinero que le enviaban sus padres en libros. Más adelante Davis reconstruye los pasos de un Jim alucinado por el LSD a través del desierto, o describe las noches de luna en una azotea en la que vivió en Venice Beach. Más adelante narrará detalladamente el cambio de rumbo que toma su vida al convertirse en cantante de The Doors, enumerando cada recital, desde el que tuvo cinco asistentes hasta los desbordados por la reventa de entradas en grandes estadios cerrados. Para lograrlo emplea entrevistas originales a decenas de personas que lo conocieron. En el libro aparecen las voces de los músicos de los Doors: Ray Manzarek, Robby Krieger y John Densmore. Los dos primeros son más cordiales con la memoria de su ex compañero. En cambio Densmore, el baterista, expresa el resentimiento hacia un Morrison que no lo aceptó en el grupo y que intentó varias veces echarlo. Stephen Davis ha usado todo tipo de recursos para armar su libro. Los cuadernos personales de Jim, en los que escribía sus poemas y pensamientos, sus películas y grabaciones de poemas, documentos públicos, archivos escolares, expedientes judiciales y biografías anteriores, además de varias entrevistas de medios de la época. Por otro lado, como en una constelación en la que Jim Morrison es la estrella principal, va uniendo en el dibujo innumerables personajes. En el esqueleto estelar que Davis confecciona aparecen Andy Warhol con todo su séquito neoyorquino, donde Jim conocerá a la modelo alemana Nico, cantante de la Velvet Underground, con quien tendrá un tormentoso romance. Otras conexiones harán aparecer al poeta beatnik Allen Ginsberg, a Francis Ford Coppola y a un Iggy Pop de 18 años que tal vez tomó nota de cómo se comportaba un desenfrenado Morrison sobre el escenario. O la breve entrevista que tuvieron Mick Jagger y Jim Morrison en el motel donde vivía este último. El cantante de los Rolling Stones había ido a Los Ángeles a observar cómo los Doors hacían su show en un gran recinto con miles de enloquecidos fanáticos. Al final del libro, el relato deja de acompañar los tumbos y caídas que iba sufriendo el cantante para planear suavemente sobre sus últimos meses de vida. Aquí aparece el perfil detectivesco del biógrafo. Encuentra a los parisinos que compartieron sus últimas borracheras o que simplemente lo llevaron inconsciente en un taxi. La muerte de Morrison, acaecida el 3 de julio de 1971en París, es reconstruida minuciosamente. Davis ha conseguido testimonios de personas que cuentan el lamentable estado de salud del cantante. Afirma que el episodio de sobredosis en el baño de un local nocturno fue dos días antes de la muerte en su apartamento. Inexplicablemente Morrison sobrevivió a la primera sobredosis, pero no a la segunda. Con su muerte terminó una época en la historia del rock. Los setenta seguirían adelante, con su crisis energética y sus conflictos bélicos. En lo musical aparecerían nuevos géneros y nuevas estrellas de rock que estarían en gran medida en deuda con Jim Morrison.
EL REY LAGARTO. James Douglas Morrison nació en 1943 en Melbourne, Florida, Estados Unidos. Su padre, que llegó a ser almirante y comandó un portaviones que bombardeó Vietnam del Norte, tuvo un papel principal en el desarrollo de la personalidad de Jim. Su madre era una mujer sencilla, que siguió a su marido por todo el país yendo de una base militar a otra, ocasionando continuos desarraigos en sus hijos. Cada vez que Jim se adaptaba a un colegio y formaba un grupo de amigos tenía que separarse de ellos. Un aspecto oscuro en la vida de Morrison, según contó a sus amigos, fue que de niño abusaron sexualmente de él. Todo apuntaría a su padre, según un libro publicado en 1997 por una de sus novias. En 1955 la familia se mudó a Albuquerque, Nuevo México, donde Jim desarrollaría su afición por el desierto y por los reptiles. De esa época data la creación del "Rey Lagarto", especie de personalidad paralela de Jim y personaje central del poema de 1968 "La celebración del Lagarto". Una versión de este poema puede escucharse en el primer disco en vivo de The Doors, Absolutely Live, de 1970. En 1962, de regreso en la Florida, ya se mostraba como un chico inteligente y un voraz lector que deslumbraba a sus profesores. Dos años después, desobedeció a sus padres y se fue a estudiar cine a la Universidad de Los Ángeles, California. Uno de sus compañeros de clase era Francis Ford Coppola, quien en 1979 usó la canción de los Doors "The End" en su película Apocalipsis Now. Morrison era un estudiante entusiasta aunque no muy aplicado. El cortometraje que presentó en su examen final obtuvo el rechazo de los profesores pero la admiración de varios de sus compañeros. El resultado fue un original montaje de imágenes donde se mezclaban secuencias eróticas con tomas de manifestaciones nazis. La cinta se perdió pero se puede tener una idea del corto en la reconstrucción que hiciera Oliver Stone en su película The Doors, de 1991. Uno de sus compañeros de clase, Ray Manzarek, era músico y tocaba el órgano en una banda. Ray contaría que se encontró con Jim en la playa de Venice y que éste le contó que había escrito una canción. Ray le pidió que la cantara. Esa canción era "Moonlight Drive" y sería uno de los éxitos de The Doors, la banda que nació ese día de julio de 1965, en la playa.
ALUCINÓGENOS. El nombre The Doors proviene del libro Las puertas de la percepción (1954), del escritor inglés Aldous Huxley, que a su vez se inspiró en un poema del poeta romántico William Blake. Huxley, casi ciego, se había mudado a California, donde la brillante luz del desierto le permitía ver mejor. Allí participó de experimentos con mescalina, un alucinógeno extraído del peyote. Sus "viajes" están relatados en ese libro. Morrison lo leyó y al igual que sus idolatrados beatniks, los poetas de la generación anterior, se subió a la loca espiral del viaje por ácido lisérgico o LSD. Alucinógenos similares eran usados por los indígenas de la costa del Pacífico y por sus chamanes, encargados de contactarse con el mundo de los espíritus. El joven Morrison estudió sobre el tema e hizo varios viajes al desierto en busca de ese conocimiento chamánico. Ray Manzarek se referiría a Jim como poseedor de un "fuego interior que lo abrasaba" y que lo llevaba a tener una existencia inquieta y autodestructiva. Tomaba LSD todos los días además de alcohol hasta caer inconsciente. Para sus compañeros de los Doors, en ocasiones Morrison llegaba a ser insufrible, sobre todo para el baterista John Densmore. Sin embargo con el correr de las actuaciones el grupo se fue afirmando e incluso Jim, que tenía miedo escénico y que cantaba de espaldas al público, comenzó a animarse y a ser más atrevido. La forma en que Jim abordaba a su público no era casual. Había leído varios libros sobre Psicología de Masas y cuando era estudiante escribió un trabajo sobre la "neurosis sexual de las masas". Morrison sabía lo que quería la gente y cada noche se lo brindaba. En esas actuaciones nació el ícono sexual. A pesar de que los Doors sonaban extraños para la movida musical de Los Ángeles, los adolescentes hacían cola en la puerta del club Whisky a GO GO. Se había corrido el rumor de la desenfrenada actitud del vocalista y todos querían verlo. Una noche de concierto Jim no apareció. Estaba totalmente "volado" en un hotel. En pleno éxtasis de ácido sus compañeros lo llevaron al escenario y durante el tema "The End", en el que intercalaba siempre poemas y otras improvisaciones tuvo su famoso flash edípico. Cantó sobre un personaje que entraba al cuarto de sus padres y decía: "- ¿Padre?- . -¿Si, hijo?. -Quiero matarte. -¿Madre?, ¡quiero hacerte el amor!". El revuelo con los dueños del club fue mayúsculo, pero a la larga la actitud escénica de Morrison atrajo al sello discográfico Elektra. Un buen contrato llevó a los Doors por todo el país y los convirtió en la banda más popular de Estados Unidos de fines de los sesenta.
EL VUELO DE ÍCARO. Jim Morrison dejó el ácido pero cada vez bebía más. Insultaba y se peleaba con la gente y orinaba en público, como buscando que lo reprendieran. A pesar de que pasó borracho la mitad de esos años de gloria con los Doors, no hay que perder de vista al Morrison intelectual y erudito. El productor de Elektra, Paul Rotchild, contaba que Jim siempre andaba con un libro o escribiendo en un cuaderno. Muchos de sus amigos lo recordaban llevando un libro de poemas de Arthur Rimbaud. Mientras la banda salía de gira por el país, tocando hasta cinco días a la semana, su tema "Light my fire" llegaba al número uno de los más escuchados. Pronto los clubes nocturnos quedaron chicos y comenzaron a tocar en estadios deportivos convirtiéndose en uno de los grupos pioneros de los conciertos masivos. Después de lanzar su primer disco The Doors (1967), del que se cumplieron 40 años en 2007, la presión sobre Jim Morrison para que creara nuevos éxitos se hizo insoportable. Bebía mucho y su conducta era más autodestructiva. El contexto no ayudaba: 1968 fue un año terrible. La guerra de Vietnam, los asesinatos políticos de Martin Luther King y del senador Robert Kennedy o el "Mayo Francés" eran interpretados por el público estadounidense casi como señales del Apocalipsis. La policía reprimía con dureza a los manifestantes, generalmente jóvenes, lo que llevaba a aumentar el odio hacia ella y Jim compartía ese sentimiento.
En un recital de los Doors en New Haven, estaba con una chica haciendo de las suyas en el backstage cuando un policía los sorprendió y, sin reconocerlo como la estrella del show que estaba por comenzar, le lanzó gas irritante a los ojos. Jim salió gritando de dolor y completamente ciego. Cuando se recuperó, ya en el escenario, Jim contó al público lo que le había hecho aquel "hombrecito de azul". La policía furiosa lo arrestó y lo golpeó brutalmente. Sus compañeros contarían que en ese momento comprendieron que de ahí en más sólo vendrían problemas. Jim reaccionaría a la tensa situación política de Estados Unidos con "Unknow Soldier" (soldado desconocido), considerada la canción de protesta más iracunda de esos años y también la más eficaz. Pero el fin estaba a la vuelta de la esquina. El 1º de marzo de 1969, en un recital en Miami, un Jim ebrio y desacatado, se bajó los pantalones e insinuó enseñar sus genitales al público. Un periodista mal intencionado escribió en el Miami Herald que el cantante usó vocabulario soez y que incitó a la rebelión al público y hasta envió cartas a la Justicia preguntando si estaban enterados del hecho. Según Davis, la paranoica administración de Richard Nixon, que ya estaba acosando a John Lennon con el FBI, acusó a Morrison de obscenidad. Automáticamente la gira nacional que recién comenzaba fue suspendida. El larguísimo juicio que siguió terminó por apagar su poderoso fuego.
LA TUMBA DE PARÍS. Después de grabar el álbum L.A. Woman, uno de sus mejores trabajos y sobre el cual el grupo logró ejercer más autonomía creadora, terminó el contrato con el sello Elektra. Morrison por fin era libre y viajó con su novia Pamela Courson a París. Nadie lo decía, pero abandonaba a los Doors para dedicarse al cine y a la poesía. Luego de la muerte de Jimi Hendrix y de Janis Joplin en setiembre y octubre de 1970, sus amigos le rogaron que se cuidara. Las fotografías de ese verano parisino lo muestran más delgado y sin la gran barba que usó en California. Pero tras un par de semanas de mejoría en su ánimo Morrison volvió a beber y se hizo adicto a la heroína, como lo era desde hacía años su novia Pam. Su muerte se debió a una sobredosis de esta droga. Lo encontraron en la bañera de su habitación, aunque hay testigos que afirman que murió en un club nocturno y posteriormente su cuerpo fue llevado al hotel. El médico forense sospechó que la causa había sido una sobredosis aunque sólo se limitó a escribir en la partida de defunción: "ataque cardíaco". Pamela y los directivos de Elektra intentaron mantener en secreto el fallecimiento por un par de días, hasta que inevitablemente la noticia llegó a la prensa. Su tumba, ubicada en el cementerio parisino de Père-Lachaise, es un lugar de culto y uno de los puntos turísticos más visitados de París. El guitarrista de The Doors, Robby Krieger diría de Jim Morrison: "vivía al límite; vivía para su arte y en el proceso se perdió".
JIM MORRISON. Vida, muerte y leyenda, de Stephen Davis. Robinbook, Barcelona, 2005. 429 págs.
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2 comentarios:
brillante
The dooors bery good pero cada ves mas pop y no rock la unica vanda de ahora son the black keys
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