Viernes 27.03.2009, Montevideo, Uruguay
El País Cultural
Autobiografía de James D. Watson
El secreto de la vida
Daniel Veloso
EVITE ABURRIR GENTE o Evite a la gente aburrida podría ser la traducción del título de la autobiografía de James D. Watson, premio Nobel en Fisiología o Medicina de 1962 -junto a los británicos Francis Crick y Maurice Wilkins- por establecer la estructura de doble hélice de la molécula de ADN. También es el principal consejo que este científico estadounidense le da a sus lectores. En el libro Avoid Boring People (Evite aburrir gente y otras lecciones de una vida desde la ciencia) publicado por Oxford University Press en 2007, el investigador concluye cada capítulo con las lecciones que ha ido recopilando a través de sus 81 años. Son sus consejos "en forma de recuerdos de las estrategias desplegadas para navegar por los mundos de la ciencia y el mundo académico".
Watson es una celebridad de la ciencia, que se presenta en los medios como un polémico, bromista y apasionado divulgador que no tiene reparos en dar su opinión, incluso sobre muchos de sus colegas a los que ha llamado "fósiles" y "dinosaurios". Criticado por su falta de tacto, Watson responde que si se preocupara por no ser grosero "no podría ser sincero", añadiendo que siente "un gran alivio cuando alguien dice lo que piensa".
Sus críticos también destacan su "caradurismo", que le llevó a descubrir en 1953, con sólo 24 años, junto a Francis Crick (1916-2004), la estructura helicoidal de la molécula de ADN. Crick sintetizaría el hallazgo diciendo que habían encontrado "el secreto de la vida". Esto remite a la capacidad del ADN (ácido desoxirribonucleico) para almacenar la información hereditaria que se transmite de una generación a otra.
Sin embargo su logro se vio empañado por el hecho de que tuvieron acceso y sin autorización, a un informe inédito de Rosalind Franklin, una científica británica que estudiando la molécula de ADN con rayos X había obtenido la primera imagen de la doble hélice. Esta fue la prueba que necesitaban para poder completar el modelo de la molécula. El trabajo, publicado en la revista Nature, atrajo sobre ellos la mirada de toda la comunidad científica.
En 1968 Watson volverá a escena con su divertido libro La doble hélice, donde cuenta los entretelones del descubrimiento. Desde su publicación, ha trascendido la relación tirante que había con Francis Crick. A pesar de hablar con respeto sobre él, diciendo que éste lo trataba "como un hermano menor" y que incluso hasta lo regañaba, Watson no se cuidó de criticarlo. Según Watson, Crick estaba interesado sólo en su tesis, ocupándose del ADN después del reconocimiento. Incluso relata que el jefe de Crick lo comparó con un "barco que no va a ninguna parte".
A partir de los años ochenta Watson fue una de las figuras encargadas de impulsar el Proyecto Genoma Humano, que consiguió en 2003, dos años antes de lo previsto, decodificar el código genético. Watson cree que esta herramienta servirá para encontrar una cura contra el cáncer y es en esta línea de investigación en la que actualmente trabaja. "Quiero cambiar el mundo a mis ochenta".
Pero sus declaraciones polémicas siguen acarreándole problemas. En octubre de 2007, el Sunday Times de Londres publicó una entrevista en la que Watson dijo que los africanos son menos inteligentes que los occidentales. Esto le trajo una avalancha de críticas, tanto de organizaciones por los Derechos Humanos como de científicos que lo desautorizaron. Incluso fue suspendido por el Laboratorio de Cold Spring Harbor que presidía desde 1968. Watson presentó su renuncia y pidió disculpas, diciendo que no quiso decir que África es "genéticamente inferior" y reconoció que no hay ninguna base científica que sustente tal afirmación.
APRENDIENDO LAS LECCIONES. Pero esta imagen de científico inescrupuloso es más bien un producto mediático. Para contrarrestar, en su autobiografía hace hincapié en su educación familiar, mostrándose como una persona criada en un hogar con valores. Su padre era de tendencia socialista y su madre militante del partido demócrata. Watson recuerda el apoyo de su familia a Franklin Roosevelt cuando enfrentó la crisis de los años treinta. También menciona la desazón de su padre ante el avance del fascismo en Europa.
Su pasión por la biología nacería con la observación de aves, afición compartida con el padre. Estudiante precoz, con quince años ingresó a la Universidad de Chicago y de allí pasó a la de Indiana, que por esos años llevaba adelante una política de captación de científicos en el área de la biología molecular. Uno de ellos, el químico estadounidense Thomas H. Morgan, fue premio Nobel de 1933 por demostrar que los cromosomas son portadores de los genes. Además de asistir a sus clases, Watson se vio favorecido por los cursos de Salvador Luria, un joven biólogo italiano, y de Max Dellbrück, un brillante profesor alemán que abandonó la astronomía por la genética. Ambos estudiaban los virus bacteriófagos o fagos, que inoculan su ADN dentro de una bacteria, poniendo a toda su maquinaria celular a producir réplicas del virus. En sólo 24 horas la bacteria estalla liberando 200 nuevos virus. Luria y Dellbrück, premiados con el Nobel en 1969, formaron un grupo de genetistas conocido como el Phage Group (grupo fago). En 1947 Watson escoge a Luria, de 35 años, como tutor de su tesis de doctorado. Una de las lecciones que expondrá en su libro será justamente: "Elija un tutor de tesis joven". Watson explica que "si usted trabaja para alguien joven, va a recibir más atención y va a ser de los primeros en doctorarse en una nueva área de conocimiento".
Max Dellbrück por su parte, era "el héroe" del libro ¿Qué es la vida? de 1944, escrito por el físico austriaco Erwin Schrödinger. El libro tuvo gran influencia sobre Watson y sobre muchos físicos como Crick y Wilkins que cambiaron su vocación hacia la biología, sobre todo por la pregunta que se hacía Schrödinger de cómo se copia un gen.
En 1948 Watson viajó a Long Island, Nueva York, a los talleres de verano del Laboratorio de Cold Spring Harbor, donde en un ambiente relajado se consolidaría la siguiente generación de biólogos moleculares. La lección "trabaje los domingos", hace mención a las calurosas tardes de verano que pasaba en el laboratorio, lo que sugiere que el camino hacia su descubrimiento no fue sólo suerte. Otro hecho decisivo fue asistir en Italia a la conferencia del químico Maurice Wilkins sobre la difracción de rayos X de las moléculas de ADN. Watson estaba tras la pista.
ESCALERA AL CIELO. En 1951 el químico Linus Pauling demostró que algunas proteínas, como el colágeno, están dispuestas en hélices. Ese año Watson consigue una beca en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, donde conoce a Francis Crick, con quien decide trabajar sobre el ADN. Pronto comienzan a compartir información con Maurice Wilkins. Pero un hecho inesperado haría peligrar su proyecto. Cambridge había contratado a Rosalind Franklin, una experta cristalógrafa para que se encargara de los experimentos sobre el ADN. Como ella estaba a cargo del laboratorio, según Watson, "le bloqueó el acceso" a Wilkins. A pesar de ello, Wilkins, quien era jefe de Rosalind, enseñó a Watson, "impulsivamente" y sin autorización, una radiografía en la que se veían los patrones de difracción producidas por la hélice de la molécula. Con estos datos, Crick y Watson construyeron un modelo de cartón y aluminio, pero las piezas no encajaban. La propia Franklin, en un gesto ingenuo o tal vez generoso, vio el modelo y opinó que las dos cadenas de azúcares y fosfatos se encontraban por fuera de la molécula y no en el interior. Ellos lo aplicaron al modelo y dieron con la solución. El resultado se asemejaba a una escalera de caracol formada por dos hebras de azúcar-fosfato, donde cuatro bases unidas en pares, la adenina con la timina y la guanina con la citosina, formaban los "escalones". A su vez, la forma de doble hélice explicaba cómo la molécula de ADN al desenrollarse podía crear una copia de sí misma. Más adelante el astrofísico George Gamow que había migrado a la biología molecular, les propondría que en la secuencia de las bases (A-T y G-C) se encontraba el código genético.
En 1962, cuando se les otorgó el Nobel a Watson, Crick y a Wilkins, Rosalind Franklin fue la gran ausente. Había muerto en 1958 por un cáncer de ovario. A pesar de que en un inicio Watson se burló describiéndola "como poco femenina", luego reconoció que su trabajo fue excelente aún teniendo en contra la discriminación de sus colegas varones.
Pero la lección más importante que James Watson revela en su libro, es que los grandes descubrimientos científicos son el producto de la suma del esfuerzo de una multitud de investigadores, más que de los méritos individuales.
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